Friday, July 3, 2009


RECUERDOS DE 1956

Edades: Abuelita Doña María 90, Don Alonso 75, Doña Carmelina 65, Doña Petra 48, José Manuel 41, Armando 39, Abuelo Chichi 37, Abuela Conchita 28, Pepe 13, Carmencita 10, Ricardo 8, Robert 6, Momy 5


EN KOREA



El “chalet” (como se le decía en Cuba a las “quintas”) “Korea”, fue construido por nuestra familia. Estaba ubicada en Punta Gorda, la urbanización de mayor status socio-económico en nuestra ciudad natal, Cienfuegos. La obra estuvo a cargo del tío político de nuestro padre, el arquitecto Mariano Ledón, casado con una de las hermanas de nuestra abuela Carmelina. Nos mudamos a Korea en 1956. Hasta entonces vivíamos en la Calle Tacón del centro del pueblo y, ya al final, con nuestros abuelos paternos, Don Alonso y Carmelina. Estando en casa de los abuelos, nació María Conchita, el miembro más joven de la familia.

Korea tenía tres cuartos, uno para el matrimonio, el otro que compartíamos mi hermano – Ricardo (“Richín”) – y yo; el tercero era el de María Conchita. Entre nuestro cuarto y el de María Conchita, estaba un baño que compartíamos, pues tenía entrada por ambas recámaras.

Korea estaba considerada como una vivienda moderna. Tenía unos hermosos y extensos jardines, llenos de krotos, dos flamboyanes (árbol nacional de Cuba) y dos almendros. La propiedad estaba rodeada por una cerca natural de pinos traídos desde Varadero.

Teníamos de vecino del frente a la familia Cápiro, donde vivía Orlandito con sus padres – el Dr. Orlando Cápiro o “Capirito” y su mamá Rosa – y sus dos hermanas.

Abandonamos Korea, para siempre, en agosto del año 1961, cuando salimos de Cuba rumbo al eterno exilio, que se inició en Venezuela, donde viví – interrumpidamente – hasta abril del año 2004. En Cuba se solía decir: “los chinos, pa’Corea”. A nuestro padre lo apodaban “El Chino Richard”, por lo achinado de sus ojos. El nombre, Korea, viene de ahí. Para darle una connotación especial, se empleó la K en lugar de la C, porque se trataba de una Corea diferente y muy especial: nuestro hogar.

Al abandonar Cuba rumbo al exilio, Korea pasó a formar parte de las pertenencias de la “revolución”. Por muchos años fue habitada por un médico y su esposa, de apellido Longoria. Luego fue habitada por un rosario de diferentes “inquilinos” (o “usurpadores”, como les llamaba nuestro padre), hasta que – finalmente – se le asignó a un tal Piñeiro, quien montó en Korea un hostal en el cual además funcionaba un “paladar”, es decir: un pequeño restaurante.

En el año 2000 fue visitada por nuestro padre, en su único viaje a Cuba, como “turista”.

La “banda sonora” que empleé para musicalizar el videoclip de arriba, fue tocada al piano por mí. Se trata del “himno de Cienfuegos”, Luna Cienfueguera, de José Ramón Muñiz: “Muñicito”, como le solía llamar nuestro padre.



Luna Cienfueguera ejecutada a piano – José Ramón Muñiz (José Ramón Muñiz, 1910-2001), cuya foto he publicado debajo de estas líneas, en la cual aparece al lado de nuestro padre, en Miami, en el año 2002.


En el breve video de Korea, podemos apreciar que todavía no se habían sembrado los pinos de Varadero. En las tomas aparecen Sofía Montero, la “criada” (servicio) de adentro y Juana, la “nana” o cargadora de María Conchita. Aparecemos María Conchita y yo, junto a Juana y Sofía, frente a la puerta del garaje.

De Juana no sabemos mucho, pero Sofía – quien era prima hermana de Benny Moré, “El Bárbaro del Ritmo”, el mayor sonero que dio Cuba – al llegar la “revolución”, fue nombrada directora de un colegio intervenido. Recibimos una carta en la que nos pedía que la lleváramos para Venezuela. En ella nos decía – entre otras cosas – lo siguiente: “…figúrese usted, Sra. Conchita, yo, Sofía Montero (quien a duras penas sabía leer y escribir), directora de escuela”. Jamás volvimos a saber de ella. Por supuesto, nos fue imposible sacarla de Cuba. A estas alturas, posiblemente, esté muerta.



Sobre estas líneas un videoclip sobre una de las cancionas más famosas de Benny Moré, el primo de nuestra Sofía Montero, a quien el novio la venía visitar a caballo a Korea. Estuvo con nosotros varios años. Debajo de estas líneas lo vemos cantando una de sus famosas canciones: “Ya son las doce”.



Benny también fue bolerista. Abajo lo podemos apreciar en uno de sus más famosos boleros: “Cómo fue”:



Abajo una de sus canciones favoritas: “Cienfuegos”. Aunque él no era de nuestro pueblo, había nacido en Santa Isabel de las Lajas, cerca de él… se había hecho cantante (aunque no famoso) en “La Perla del Sur”.



Cienfuegos, también llamada “La Perla del Sur”, se encuentra en la costa sur de Cuba, en el Mar Caribe, a 250 km al este de la ciudad capital de La Habana. El pueblo que tenía unos 100mil habitantes para cuando nacimos nuestros hermanos y yo en él, es famoso – entre muchas otras cosas – por su bahía, la Bahía de Jagua. Fue un antiguo asentamiento indígena y motivo de acecho de piratas y corsarios. Es uno de los principales puertos marítimos de Cuba, el centro del azúcar, el café y el comercio tabacalero. Fue fundado por los franceses de Louisiana en el año de 1819.

A continuación, varios lugares cienfuegueros mencionados en la famosa canción del Benny Moré:



Pasacaballos - Justo en la salida de la bahía de Cienfuegos, sobre un promontorio, se eleva uno de los lugares preferidos por los cienfuegueros.

Fue Pasacaballo uno de los primeros asentamientos de pescadores, descendientes de aquellos que en el siglo XVIII habían venido a edificar las fortaleza de “Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua”, ubicada justo frente a este peñón….pero no es sólo por eso célebre ese sitio. Existió allí una hermosa mansión, la primera construcción civil sobre esos arrecifes, vistosa por sus elegantes jardines, y que luego de destruida por un incendio, diera paso, mucho más acá en pleno siglo XX, a un hotel insignia del centro sur de Cuba.

Es también conocido entre los “hombres de mar” porque da nombre al angosto canal de entrada a la bahía, cuyos cerrados veriles de arrecifes en los fondos justo frente a esa roca, dificultan el giro de las naves hacia puerto cienfueguero, el llamado “torno de Pasacaballo”.

Claro que la historia comenzó mucho más atrás, al siglo XIX, donde me remonto para contarles el origen mismo del nombre Pasacaballos.

Corría esa centuria cuando un marino japonés entró en su goleta al canal, y fue tal la impresión que le causaran sus bellezas, que decidió dejar para siempre esa vida “de puerto en puerto” y asentarse definitivamente en Cienfuegos.

Cuentan que el asiático se empleó en las faenas del Muelle Real y que entre los “braceros” (así llamaban entonces a los estibadores), gustaba de jactarse y hacer apuestas sobre sus destrezas para la inmersión a gran profundidad y en prolongadas zambullidas.

Fue entonces que se empeñó en una de sus jugadas, y frente a esa orilla que tanto le impresionara a su llegada a Cienfuegos, se lanzó a los fondos probando suerte para traer a la superficie una moneda de oro.

Largo tiempo pasó sin que quienes le esperaban afuera vieran emerger al japonés. Narra la leyenda que era ya mucha la inquietud… cuando finalmente lo vieron surgir de las profundidades, mientras gritaba desesperado y lejos del alarde que le había dado popularidad: ¡caballo, caballo, grande! Mientras respiraba profundamente recobrando el aliento, no cesaba de murmurar que en aquella hondonada había un enorme caballo. Los que allí estaban, supusieron que era cierto lo que el japonés alegaba y pensaron que se debía a que por ahí debían de nadar los caballos españoles, para cruzar de un lado al otro. La historia no guardó el nombre del "famoso" japonés ni hace recuento de su descendencia.



La playa de Rancho Luna - Situada entre el mar y el monte al borde de una discreta caleta. Constituye un excelente lugar para combinar el disfrute del buceo y otros deportes náuticos con paseos urbanos y recorridos naturales. El aeropuerto internacional de La Habana "José Martí" a 287 km, el aeropuerto internacional de Varadero a 199 km, y a 18 km de la ciudad de Cienfuegos. Aunque no fuimos mucho a Rancho Luna, no deja de ser uno de los lugares favoritos de los cienfuegueros y uno de los íconos de nuestra ciudad natal.



La Sierra del Escambray - Es sitio de nidificación de flamencos y otras aves marinas, existen residuos aborígenes, es sede de leyendas de corsarios y piratas y es también donde está la Cueva Martín Infierno, Monumento Nacional y poseedora de la estalagmita más grande de Latinoamérica con 67 metros de altura.

Constituye el límite norte del área protegida Pico San Juan; este espacio natural es un lugar excepcional, que posee especies únicas en el país, además de contar con ricos accidentes topográficos y formaciones tanto vegetales como geomorfológicas que le otorgan a la zona un protagonismo en el macizo y que se hace necesario preservar para el presente y las futuras generaciones, así como el radar meteorológico de la zona central. El asentamiento se ubica en el centro de la faja natural que conforma uno de los corredores biológicos más importantes de la región.

La parte de la Sierra del Escambray que corresponde a Cienfuegos es la zona más rica desde el punto de vista paisajístico en la provincia por la variedad de los mismos, entre los que alternan las montañas con bosques o valles y hasta con áreas costeras, porque aquí la sierra termina casi en el mar, singularidad solo vista en Cuba en el sur de la Sierra Maestra, en el oriente.




"Castellano, qué bueno baila usted" fue uno de los grandes éxitos de Benny Moré, donde menciona al gran Generoso, su famoso trombonista, a quien Soomi y yo conocimos - ya casi de cien años - en los estudios de la WQBA en el año 2003, en Miami, donde Alina Férnandez, la hija de Fidel Castro, nos estaba entrevistando.



Recordando a Generoso Jimenez, uno de los grandes músicos que dio Cuba



Un tributo a Generoso Jimenez, el famoso trombonista de Benny Moré



Al pasar las décadas, dicen que Benny Moré reencarnó en un venezolano llamado Oscar d'León, el gran sonero del caribe. Arriba lo podemos disfrutar con un tributo a su ídolo Benny, basándose en el famoso son de Moré, "Castellano, que bueno baila usted".



María Conchita dio sus primeros pasos en Korea. Quien la descubrió caminando fue nuestro hermano Ricardo. Las tomas que le hiciera nuestro padre, para dejar constancia histórica del acontecimiento, fue una de las primeras hechas con su cámara de películas 8 mm en blanco y negro, la cual – en lugar de baterías – empleaba una cuerda, muy parecida (versión más moderna) que la cámara que aparece en la foto de abajo. Nuestro padre solía accionar la cámara y verificar si estaba funcionando, en consecuencia, sus ojos aparecen en todas las tomas que hacía. Una muestra de esa toma la podemos observar al principio del primer video de este blog, el que trata de Korea.


Los ojos de nuestro padre que aparecían en todas sus tomas

María Conchita fue filmada en la parte trasera de Korea, saliendo por la puerta que daba al jardín posterior. Al final del clip podemos ver, al lado de ella, los recién-sembrados pinos de Varadero, que llegaron a crecer para orgullo de la familia. Llegada la “revolución”, cuando Korea fue usurpada por el régimen, esos pinos fueron eliminados, por razones de seguridad.




Con María Conchita de meses, en el jardín de Korea… donde celebrábamos los cumpleaños de todos nosotros. Luego ella aparece en unas tomas hechas en el patio interno. Apenas había comenzado a caminar.



Nuestros padres y yo aparecemos en estas tomas montando bicicleta frente a Korea. La bicicleta era el medio de transporte mío, de mi hermano y del resto de los amigos de Punta Gorda. A bicicleta solíamos ir al pueblo… a comprar camarones al final del famoso malecón de Cienfuegos, comenzando el Prado. Nuestro padre solía decir que él era el único de sus hermanos que logró aprender a montar bicicleta.

Estas son las primeras películas tomadas en colores, con la misma cámara. Al principio del clip podemos ver los pinos recién-sembrados. Apreciamos, además, una urbanización naciendo, con muchos terrenos vacíos a los alrededores de Korea. Vemos, además, que el jardín está pobre de plantas, aunque ya se ven los famosos krotos sembrados alrededor de la vivienda por nuestra madre, que llegaron a crecer una barbaridad.

Comenzamos la toma de nuestra madre y vemos al fondo la casa donde vivía un perrito salchicha que yo adoraba, llamado “Bayre”; la casa se aprecia mucho mejor cuando aparece nuestro padre en escena. Inmediatamente después, vemos la “Laguna del Cura”, que era – en realidad – una ensenada que daba hacia la Bahía de Cienfuegos. Ahí vivían varios pescadores artesanales que pescaban para las familias que ya vivíamos a su alrededor. En tiempo de langosta, nos traían langosta… también muchos camarones y abundante cantidad de pargos.

Nuestra madre la pasa por delante a la casa de Marcelo Arroyo, gran amigo de nuestro padre, quien emigró a Puerto Rico, donde hizo fortuna y murió joven, de un infarto. En el verano del 70 nos quedamos en su casa en San Juan. Yo venía de Deer Park (Washington) con el Toronado que había comprado nuestro padre en Spokane, para que yo lo introdujera, un año después, en Venezuela.



Una de mis pasiones, la equitación, la desarrollaba en Punta Gorda. Jamás pude tener un caballo propio, salvo la vez en que me saqué la rifa de un penco mocho de oreja y resabioso, que pateaba y mordía al cual bauticé “Cariñoso”. “Cariñoso” no se dejaba montar. Una tarde me mordió la tetilla izquierda mientras lo acariciaba. Duró poco frente a Korea, en un solar vacío frente a la casa de los Cápiros. Mi abuelo, Don Alonso (el único abuelo que conocí, ya que el Abuelo Roberto había muerto hacía muchos años), me compró la montura… la cual jamás llegué a utilizar. Un buen día llegó un guajirito (un campesino), que trabajaba en el maderero donde trabajaba mi tío Amado y se lo llevó.

Los pencos que aparecen en esta escena eran alquilados. Solíamos alquilar caballos en Punta Gorda y arrancar con ellos hacia Playa Alegre o la Ensenada de la Calabaza, a unos kilómetros de Korea. El caballo moro que aparece en el video de arriba, le pertenecía a uno de nuestros amigos, Armandito García Insausti, quien lo está montando.

La casa del salchicha “Bayre” y la “Laguna del Cura” se pueden apreciar mejor en esta toma, al comienzo. El Cienfuegos Yacth Club se ve a lo lejos, cuando yo estoy dándole la espalda a la cámara.



Torombolo era un payaso famoso que estaba de moda en el único programa para niños que – por supuesto – en vivo transmitía la CMQ por la televisión. La industria de la TV tenía muy poco años. Torombolo era el ídolo de los muchachos. Mi abuela Petra me hizo el mismo disfraz que tenía Torombolo. La película fue tomada frente a Korea, en Punta Gorda – Cienfuegos. Mi hermano Ricardo aparece detrás de mí.



Como entonces las películas eran silentes, nuestro padre, en nuestros cumpleaños, nos ponía a decir: “hoy cumplo tantos años…”, al tiempo en que mostrábamos los años con las manos. Esto es lo que estaba haciendo Richín en estas tomas, un clásico de los cumpleaños familiares. Ninguna película de mis cumpleaños en Cuba sobrevivió. Richín nos muestra, además, un almanaque del Banco de Boston, donde la familia tenía las cuentas y trabajaba Ángel Roble, más conocido como “Vat 69”, por ser amante del whiskey. El almanaque nos indica que se trata de un 26 de mayo, fecha en la cual nuestro hermano cumplió ocho años.

Ese día y para la película, nuestra madre me obligó a que le diera un beso a mi hermano en cámara, algo que era una “raya” para mí, que tenía entonces 6 años. Luego de ser besado por nuestro padre, lo pusieron a besar a María Conchita, pero ésta era una bebé muy arisca que cuando era besada, movía la cabeza de un lado a otro, en señal de negación. Se negaba a ser besada. Mientas ella se negaba con la cabeza, nuestros padres decían: “que no, que no… que no”, e hicieron de esto una rutina. No se dejaba besar por nadie, especialmente por nuestro padre, a quien le profesaba cierta inexplicable animadversión. Al final del clip salgo yo mofándome de mi hermano. A mi lado se ve a nuestro amigo Armandito García Insausti. Ese fue el día en que todos montamos caballo por Punta Gorda, cuando fueron hechas las tomas que apreciamos en el clip anterior. Más adelante vemos en un paneo de izquierda a derecha, a mi hermano con su bicicleta nueva, a uno de los jimaguas amigos nuestros y a Miguelito Marcoleta, a quien también le encantaba montar a caballo.

Miguelito era hijo de un traumatólogo amante de las peleas de gallo. Se quedó en Cuba y se asimiló a la “revolución”. Se casó con la hija del famoso traumatólogo Rodrigo Álvarez Cambra, cuya foto aparece debajo de estas líneas.

Rodrigo Álvarez Cambra, suegro de mi amigo de infancia, Miguelito Marcoleta, se hizo famoso en Cuba por hacer crecer a los enanos y, ya últimamente, por ser el médico de Sadam Hussein. Miguelito se hizo profesional de la medicina ortopédica bajo la sombra de su famoso suegro.



María Conchita cumplió su primer año de edad en Korea. Nació el mismo día en que nació nuestra abuela materna, Doña Petra del Amo Mendo: un 29 de junio, día de San Pedro y San Pablo, por cierto… dos supuestos apóstoles que se llegaron a odiar a muerte, actores de la famosa “sampablera”, en la cual se insultaron mutuamente, según recoge el libro de “Hechos de los Apóstoles”, en el llamado “Nuevo Testamento”.

María Conchita, frente a las dos tortas (o cakes), está flanqueada por ambas abuelas: Doña Carmelina y Doña Petra. En el clip aparecen muchas caras, como la de “Pompi”, Eloy Bustillo, primo hermano de nuestra madre. Carmencita Alonso Sed también está entre los familiares invitados que asistieron al magno evento familiar que vistió de gala a Korea. Roberto Bustillo, de brazo, hijo de Amado (hermano de nuestra madre) y de Olimpia, se encontraba presente. A la hora de hacer la “rueda-rueda”, en el medio de la misma, vemos Robert Bustillo en los brazos de nuestra madre. A María Conchita no le gustaba que la besaran, pero adoraba besarse ella misma, como la vemos al final del clip.

CIENFUEGOS YACHT CLUB



El Cienfuegos Yacth Club contaba con una de las grandes edificaciones de Cienfuegos, al mismo nivel que El Chalet de Valle o que el Palacio Municipal. En el video se muestra una competencia infantil de natación, llevada a cabo recién estrenada la piscina. Es evidente la importancia que tenía este deporte entre los miembros de aquella sociedad cienfueguera.



Nuestra madre llevó a María Conchita al Cienfuegos Yacth Club para que caminara, recién acaecido el acontecimiento de que nuestra hermana podía caminar. La toma de arriba fue hecha en el muelle del club. A mano derecha, atracaban los yates, lanchas y botes. A mano izquierda quedaba una inmensa piscina natural, que contaba con una arena de playa traída desde otros lares y un trampolín de concreto que con el tiempo se fue pulverizando, ya entrada la “revolución” (ver año 2000).

Esa piscina natural, bordeada de troncos para que no entraran peces peligrosos (solía haber muchos tiburones en la bahía de Cienfuegos), tenía – además – un vestuario de damas construido para que las señoras accedieran al mar desde el vestuario, así los hombres no podrían verlas en sus trajes de baños o trusas, como se les decía en Cuba.



El Cienfuegos Yacth Club contaba con una serie de botes para el uso de sus socios. En ellos, muchos salían a pescar, bahía adentro. En la toma aparezco sacando hacia la bahía uno de esos botes que ofrecía el club, como un servicio gratuito.



Este clip nos muestra, en primer término, los equipos infantiles de natación, tanto de varones como de hembras, dirigido por el Profesor Muñoz, quien aparece en las tomas. Al finalizar la presentación del equipo de las niñas, aparece en el fondo una lancha, “El Don Antonio”, perteneciente a la familia Leal, una de las mejores de Cienfuegos para la época, de fabricación francesa en madera. Por supuesto que en el equipo de natación infantil estábamos mi hermano y yo. Una de las tantas competencias que se llevaron a cabo en el club, fue captada por la cámara de nuestro padre. En la primera competencia que aparece en el clip, vemos a mi hermano nadando estilo libre, aunque él también nadaba estilo mariposa. Yo, quien aparezco compitiendo de segundo, nadaba pecho y llegué a romper record nacional: 21 segundos flat en 25 mts, categoría infantil.

CON ABUELITA DOÑA MARÍA



La “matrona” de la familia García Pelaez, por nuestro lado paterno, era Doña María Pelaez, viuda de García, la madre de nuestra abuela Carmelina, a quien todos llamábamos: Abuelita Doña María. Murió cercana a los 100 años, en 1961.

Doña María era muy católica. No solamente tenía un altar en su cuarto, con todos sus santos favoritos, que a mí me encantaba, sino un reclinatorio particular privado en la Iglesia de La Pastora, la cual quedaba a cuadras de su casona. Ahí celebraba la abuelita sus cumpleaños, como es el caso de clip que arriba he publicado.

En el video vemos a toda la familia reunida, incluyendo primos terceros, como Marianita (nieta de Don Mariano Ledón, el arquitecto que diseñó a Korea), quien aparece al principio del clip, a mi lado y al lado de la abuelita. Ahí aparecemos todos: incluyendo a Carmencita (quien entonces vivía en Santa Clara, donde nació y se crió), su hermano Pepe, los tíos José Manuel (padre de Carmencita y Pepe) y Armando, el hermano del medio de nuestro padre.

El olor que expedían los lirios del altar ha permanecido en mi memoria hasta el día de hoy. Entonces los curas daban la misa de espalda a los feligreses, como sucede en el rito de la iglesia ortodoxa. Se trataba de un altar recargado de santos, de velas y de lirios. Llegado el momento, el sacerdote se paseó con la imagen en yeso del Niño Jesús, para todos los concurrentes le diéramos un beso en su pie… algo que sin lugar a duda rompía toda norma de salubridad y asepsia.

A la salida de la iglesia aparecen todos los familiares, encabezados por el tío José Manuel (“Mel”, “Panino” – como le decíamos sus sobrinos – o “Montalvo, como le bauticé décadas más tarde) y por la propia Abuelita Doña María. Era una familia numerosa.

De regreso a la casona de la Calle Cuba, vemos a Doña María intentando apagar las 90 velas sin mucho éxito. La pieza musical de fondo, mientras la abuelita intenta apagar las velas y recibe los besos de toda la familia, fue tocada a piano por mí.

Ya al final-final del clip, logramos a ver a “Eo” (Rogelio García Pelaez), hermano de nuestra abuela Carmelina, profesor de piano y coleccionista de antigüedades. Justamente, cuando ya toda la familia fue muriendo o abandonando la Patria, la casona de los García quedó en manos del régimen y fue convertida en un museo, justamente con las piezas recolectadas por “Eo” y por el hermano menor, “Bebo”. Pasaron las décadas y cuando nuestro padre visitó la casona en su único viaje a Cuba, en el año 2000, la casa de los abuelos se había convertido en un depósito de cachivaches, totalmente destrozada por el tiempo y la desidia.

La Casona de los García fue inmortalizada por nuestro tío Armando, en su poesía titulada, precisamente: “La Casa de los Abuelos”.



Toda la familia, primos terceros, segundos y primeros… tíos, abuelos, tíos abuelos, etc, nos reuníamos en la casa de Doña María, aquella casona colonial que estaba ubicada en la Calle Cuba de la ciudad capital de Santa Clara (Provincia de Las Villas). Ir a Santa Clara era, para mí, entrar en un túnel del tiempo; todavía existían los coches tirados por caballos y era común ver las aceras altas para evitar el fango de las calles no pavimentadas. Me imaginaba a los mambises por sus calles. Doña María, quien conoció a José Martí, perdió varios hermanos en la Guerra de Independencia. Su esposo, Don Ricardo, fue gran amigo del Presidente (villaclareño) Gerardo Machado.



El video de arriba nos muestra el derrocamiento del General Machado, en el año de 1933. Había sido uno de los mejores presidentes que dio Cuba, sin embargo, se engolosinó en el poder y se tornó dictador, siendo derrocado y forzado al exilio, donde murió. A su caída se produjo el llamado “Machadato”, donde las turbas saquearon las casas de los afectos al depuesto régimen, entre las casas que se salvaron de ser saqueadas, estuvo la de nuestro bisabuelo, Don Ricardo García. Mi padre, siendo un niño, estaba metido en el tumulto de los saqueadores cuando escucho a alguien sugerir el saqueo de la casa de su abuelo. Salió corriendo y alertó a su familia, ganando suficiente tiempo como para asegurar la puerta principal con una inmensa tranca. Los machetazos que le dieron a la puerta se quedaron como muestra de aquellos eventos históricos.

LAS CANCIONES DE ENTONCES



El rock and roll se puso de moda en la isla y entre las canciones más populares que llegaron a Cuba se encontraba "Rock Around the Clock", cantada por Bill Haley


"Mack The Knife" - Louis Armstrong